sábado, 13 de agosto de 2011

UN DIA

Hoy en esta fría mañana siendo ya las 11 am, en el puente peatonal frente a Subazar. Me encontré subiendo la rampa para poder llegar a la estación del Trasmilenio, cuando vi en el mismo sitio al mismo señor ciego extendiendo su mano desnuda y diciendo en un murmullo –una colaboración, por favor—pensé, hace tanto tiempo que lo conozco viéndolo allí, cada vez que paso con prisa para llegar a mi destino, muchas veces sin fijarme en él en realidad, a veces se encuentra sentado allí en su diminuta silla y tal vez un poncho cuando llueve levemente con su siempre infaltable gorra, su chaqueta marrón y en su mano derecha su bastón viejo de bambú .

--¿Cómo se que es ciego? -- ¿es acaso que lleva unas gafas oscuras? -- ¿Qué va acompañado de otra persona?, ¡claro que no! El mantiene sus ojos abiertos, la diferencia es… que solo están sus parpados, es espeluznante al ver ese vacío que los llenaba, sentir que te ve pero no hay nada allí, solo la sensación persistente de que es una mirada penetrante.

Lo veo seguir con sus “ojos” a los transeúntes que pasan por frente a él, comienza a lloviznar y saca de la parte de atrás de su moral (en esta ocasión no ha traído su silla), el poncho para cubrirse de la llovizna que se ha convertido en un fuerte “espanta bobos”.

Sigue allí con su mano extendida y pidiendo en su suave murmullo “una colaboración, por favor” siguiendo con su mirada aquellos que le dan una ayuda palpando con sus dedos el regalo, cuanto fue para llevar su propia cuenta mental de sus ganancias del día de hoy.

Me lo imagino allí todos los días observando, intentado adivinar los colores de la mujer que acaba de pasar, si al caso ¿es hermosa? ¿Cómo será su piel? ¿A dónde va? ¿Quién la espera?, si incluso si a el mismo lo esperan, ¿una mujer, un hijo, un familiar? Alguien además de su cuarto lleno de penumbras, de sonidos curiosos ya tan familiares, que mitigan ese espacio vacio que llenaban sus ojos. Esos mismos silencios que siempre lo llenan sin poder probar los colores, la locura de ser cegado por el sol y maldecirlo por atreverse a tal ofensa, no ¡tal vez él, solo sueña despierto todo el dia imaginando poder disfrutar de las travesuras de las imágenes que nadan al frente tuyo! ¡Poder reírse o criticar por cierta situación inesperada! No solo preguntar ¿qué paso me lo puedes contar, por favor?

Serán esos sus sueños o solo imaginaciones mías, solo puedo imaginar lo que pasa al verlo y perderme en ese vacío que ahora son sus ojos.

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